Nemedjäh

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martes, marzo 29, 2005

DIO: EL PUTO ELFO

Os juro que esta es la mejor foto que he podido encontrar

Presentando otra revisión sentimental sobre mis ídolos de ayer y de hoy, es el turno del gran Ronnie James Dio, leyenda viviente del rock en general y del metal y hard-rock en particular, por si prefieren etiquetar y que llueva a gusto de todos.

Antes de empezar a hacerle la pelota y soltar la retahila de piropos, lisonjas, adulaciones y halagos hay que señalar que el colega Dio es feo de cojones, lo que engrandece su leyenda más aún si cabe ¿o acaso siguen ustedes creyéndose eso de que el rock es cosa de imberbes efebos? ¡Venga ya! el rock and roll es cosa de feos, pues como el gran Dio, han encajado como nadie la marginación, la mayor acaparación de ostias, el ansia de rebelión...el rock and roll señores!! Angus Young y Lemmy Kilmister bien lo saben.

Así pues hagamos honor al gran Ronnie James contando la historia desde el principio:

Ronald Pavadona (pues así bautizaron al chaval, hasta el apellido es feo) vino a nacer allá en 1940. Como aún faltaría mucho para el rodaje de Basket Case, las comparaciones con Belial no circularían entre enfermeros frikosos, para alivio de la familia Pavadona.
Así pues, no sería de extrañar que tras haber sido humillado por todo el equipo de futbol del instituto y abofeteado por todo el cuerpo de animadoras, antes de cumplir los 20 ya berreaba bajo los ritmos del aún balbuceante rock and roll (y miren que grupos frecuentaba: Vegas Kings, Ronnie and the Rumblers, Ronnie and the Redcaps...en verdad os digo que Dio es grande).

Ya entrados los años 60, Dio decide sumergirse en la vorágine psicodélica y contracultural del momento uniéndose al grupo de su primo David Feinstein, los Electric Elves. Una traducción literal nos diría que, efectivamente, eran los Elfos Eléctricos, pero un servidor no puede evitar indentificarlos como los Electroduendes, pues Dio podría haber sido fácilmente uno de ellos (habría sido la leche, proclamo). Fuera como fuese, pronto cambiaron el nombre por el de Elf, visionarios ellos.

Hacemos un paréntesis aquí para explicar un poco el título del presente post: alguna vez he escuchado como se refieren a Dio como el elfo oscuro del rock and roll o alguna chorrada similar, presumiblemente por lo de Elf puesto que parece más el hijo bastardo de un orco y un troll que un Légolas al uso. Sea como fuere, se me ocurrió el apodo de el puto elfo, con una mezcla de cariño y admiración aunque se pueda pensar lo contrario. Cosas de la tele, supongo.

Entonces nos encontramos ahora con el propio RJD liderando un grupo de nombre fantástico en una época que prometía sexo en grandes cantidades a todo aquel que se pusiera a cantar rock (sí, por muy feo que fuera) y, por si eso era poco, los ácidos y demás ayudaban lo suyo (¿qué les decía?) pero, en 1975, una negra sombra se cirnió sobre el pequeño Dio...

...y esa sombra pertenecía al más oscuro aún Ritchie Blackmore, que, mientras Deep Purple ahora preparaban la alfombra a los Whitesnake, estaba decidido a no dejarse engullir por el olvido reclutando su propia legión y combatir a su ex-grupo con sus propias armas.

Así, el maestro Blackmore asume el liderazgo indiscutible (no sería Dio quien le reprochara) de Elf y tras echar a un triste guitarrista que no entraba en los planes de Ritchie, fue fundado el nuevo imperio Blackmoriano, más conocido como Rainbow.
Y Rainbow fue un gran grupo y Dio cada vez gozaba más de la admiración de sus fans y la sonrisa cada vez lucía más brillante en su deforme rostro y así Dio mejoró su vida sexual y fue feliz para siempre...¡Ja!¡y voy yo y me lo creo! (no lo podía evitar).

Dio era el único superviviente de Elf y, más que probablemente, el único que se acordaba de dicho grupo mientras que Blackmore seguía imponiéndose a un Dio que no tenía más remedio que obedecerle cual Grima Lengua de Serpiente, siguiendo con el rollo tolkieniano perfectamente aplicable en esta ocasión. Así, antes de que Blackmore lo desmontara a bofetadas, el prudente Ronnie emigra a nuevos puertos.

Y vaya puerto, precisamente Dio atraca en la competencia más directa que se pudiera imaginar: Black Sabbath.
Si hasta la fecha todo lo que tocaba Dio se hacía de oro, como ocurrió con Elf (poco conocidos pero muy buenos, en serio) y Rainbow (grandes entre los grandes); con Black Sabbath tampoco iba a ser menos.
Como tampoco iba a ser Tony Iommy menos que Blackmore y se mesaba los bigotes barruntándose de que manera iba a aprovechar(se) también del bajito y feucho homenajeado. Y en verdad os digo que lo hizo, Heaven and Hell y Mob rules así lo corroboran.

Y temiendo una batalla perdida de antemano, pues Iommy también era más alto que él, Dio abandona para montarselo en solitario, como parecía ser su destino, y no sólo el musical.

Pobre Dio, se encuentra en mitad de unos 80 monopolizados por unos David Lee Roth, Axl Rose, Vince Neil, Bret Michaels y demás apolos metaleros entre los que parecía que no iba a haber sitio para Ronnie, pero no fue así.
Nuestro héroe fundó su propio grupo y sin que nadie le tosiera demostró que estaba llamado a ser el amo de su destino regalándonos todo un compendio de buenos discos y forjando una feliz carrera hasta el día de hoy.


Holy Diver: obra maestra


Ahora sí, Dio es feliz y tiene su propio grupo, y discos buenos, y moja seguro, y nadie le quiere pegar, y en el 91 se vuelve a juntar con Tony Iommy, y éste le vuelve a echar al años siguiente, y vuelve a sacar discos con su banda, y hoy día es un campeón y donde va triunfa (arf, arf) y...sí, ahora, por fin es feliz.

Querido Ronnie, lo tuyo no fue un camino de rosas ni mucho menos pero ya has entrado en el olimpo de los triunfadores del rock para quedarte, te queremos Dio. El puto elfo. El puto amo.

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