TABERNAS, NUESTRO HOLLYWOOD
Hace un par de días charlaba con mi novia sobre las bandas sonoras de Ennio Morricone y como me gustaban por su dramatismo, personalidad y porque es en parte la banda sonora de la vida misma (más de uno, como yo, empezamos a oir esas cornetas y silbidos cuando la ocasión lo requiere). Además siempre me ha puesto los pelos de punta cuando salían Metallica a escena en sus buenos tiempos arropados con el tema de la búsqueda del oro en el cementerio de El Bueno, el Feo y el Malo.
La cosa es que reconocí que me encantaría ir a Almería, lugar donde nunca he ido, a conocer el poblado de Tabernas donde en tiempos fue la meca del spaghetti-western y actualmente se ha resucitado con el filme 800 balas de Alez de la Iglesia.
Grandes películas de mi vida han sido gestadas en esos parajes desérticos, Almería ha sido Marte para Kubrick en su 2001:Odisea en el espacio, fue también Cimmeria y demás paisajes de la era Hyborea en Conan el bárbaro (un estudioso sobre REH situaría Almería en el sur-este de Zamoria, creo yo), fue también parte del desierto jordano de Indiana Jones y la Última Cruzada y, como no, el segundo hogar del genial Sergio Leone donde rodó obras maestras de su filmografía.
Es un orgullo saber que aquí en Andalucía hemos formado una pequeña pero honorable parte de la historia de Hollywood, y si no que le pregunten a Harrison Ford, quien dijo que era el mejor sitio para rodar que había conocido, o a Clint Eastwood que no olvida el coñazo tan grande que suponía echar 9 horas desde Madrid a Almería por las carreteras tan cutres de la época pero que recuerda con cariño la tierra que le convirtió en leyenda.
La historia es nuestra herencia y, como dijo Hank McCoy, pienso aprovechar hasta el último centavo, así que algún día iré allí a contagiarme de la magia que ese lugar irradia, eso si, acompañado de un par de cds con la música de Morricone, como debe ser.
Hace un par de días charlaba con mi novia sobre las bandas sonoras de Ennio Morricone y como me gustaban por su dramatismo, personalidad y porque es en parte la banda sonora de la vida misma (más de uno, como yo, empezamos a oir esas cornetas y silbidos cuando la ocasión lo requiere). Además siempre me ha puesto los pelos de punta cuando salían Metallica a escena en sus buenos tiempos arropados con el tema de la búsqueda del oro en el cementerio de El Bueno, el Feo y el Malo.
La cosa es que reconocí que me encantaría ir a Almería, lugar donde nunca he ido, a conocer el poblado de Tabernas donde en tiempos fue la meca del spaghetti-western y actualmente se ha resucitado con el filme 800 balas de Alez de la Iglesia.
Grandes películas de mi vida han sido gestadas en esos parajes desérticos, Almería ha sido Marte para Kubrick en su 2001:Odisea en el espacio, fue también Cimmeria y demás paisajes de la era Hyborea en Conan el bárbaro (un estudioso sobre REH situaría Almería en el sur-este de Zamoria, creo yo), fue también parte del desierto jordano de Indiana Jones y la Última Cruzada y, como no, el segundo hogar del genial Sergio Leone donde rodó obras maestras de su filmografía.
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Es un orgullo saber que aquí en Andalucía hemos formado una pequeña pero honorable parte de la historia de Hollywood, y si no que le pregunten a Harrison Ford, quien dijo que era el mejor sitio para rodar que había conocido, o a Clint Eastwood que no olvida el coñazo tan grande que suponía echar 9 horas desde Madrid a Almería por las carreteras tan cutres de la época pero que recuerda con cariño la tierra que le convirtió en leyenda.
La historia es nuestra herencia y, como dijo Hank McCoy, pienso aprovechar hasta el último centavo, así que algún día iré allí a contagiarme de la magia que ese lugar irradia, eso si, acompañado de un par de cds con la música de Morricone, como debe ser.
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