ADIÓS MR. GOLDSMITH
Hoy nos ha dejado para siempre el tripulante fantasma de la U.S.S. Enterprise, aquel que nos narraba cada secuencia, cada escena, cada episodio, cada película con el idioma más bello que jamás escuchó la Federación de Planetas Unidos: la música.
Sí, hace escasos minutos he leído con cierta tristeza cómo el cancer se lleva a otro grande, el inimitable Jerry Goldsmith, un verdadero rey de reyes de ese grupo de compositores a los que conocemos por sus sinfónicas aportaciones al séptimo arte y que en ocasiones son bastante responsables del éxito de la película o incluso la dignifican cuando dicha obra no es ninguna maravilla.
Su estilo, preciosista y solemne, pedía aventura a gritos en esas imponentes escenas de fantásticas batallas y naves espaciales mientras que su discurso melódico se deslizaba alegremente como una ninfa volando entre los lógicos consejos de Spock y las tribulaciones del Comandante Kirk.
Ni que decir tiene que siempre recordaré con cariño a Goldsmith por Star Trek, a la vista está, pero sería una vileza no recordarle por sus otras partituras como las de El Planeta de los Simios, La Profecía, Alien, El primer caballero, El guerrero nº13... Independientemente de los gustos particulares, apuesto a que entre las 10 películas o series preferidas de todos nosotros, podemos escuchar la batuta de Jerry aunque sea tímidamente, y eso es un honor compartido con los otros genios Williams, Elfman, Shore, Horner, Badel, Joplin, Rosenthal, Barry...
El telón ha caído, la orquesta ya ha recogido sus instrumentos y en el recuerdo de nosotros, los espectadores, el maestro Goldsmith, quien dejando aquí entre nosotros su música como legado se prepara para partir por última vez.
¿A dónde? Segunda estrella a la derecha...rumbo hacia la gloria.
Hoy nos ha dejado para siempre el tripulante fantasma de la U.S.S. Enterprise, aquel que nos narraba cada secuencia, cada escena, cada episodio, cada película con el idioma más bello que jamás escuchó la Federación de Planetas Unidos: la música.
Sí, hace escasos minutos he leído con cierta tristeza cómo el cancer se lleva a otro grande, el inimitable Jerry Goldsmith, un verdadero rey de reyes de ese grupo de compositores a los que conocemos por sus sinfónicas aportaciones al séptimo arte y que en ocasiones son bastante responsables del éxito de la película o incluso la dignifican cuando dicha obra no es ninguna maravilla.
Su estilo, preciosista y solemne, pedía aventura a gritos en esas imponentes escenas de fantásticas batallas y naves espaciales mientras que su discurso melódico se deslizaba alegremente como una ninfa volando entre los lógicos consejos de Spock y las tribulaciones del Comandante Kirk.
Ni que decir tiene que siempre recordaré con cariño a Goldsmith por Star Trek, a la vista está, pero sería una vileza no recordarle por sus otras partituras como las de El Planeta de los Simios, La Profecía, Alien, El primer caballero, El guerrero nº13... Independientemente de los gustos particulares, apuesto a que entre las 10 películas o series preferidas de todos nosotros, podemos escuchar la batuta de Jerry aunque sea tímidamente, y eso es un honor compartido con los otros genios Williams, Elfman, Shore, Horner, Badel, Joplin, Rosenthal, Barry...
El telón ha caído, la orquesta ya ha recogido sus instrumentos y en el recuerdo de nosotros, los espectadores, el maestro Goldsmith, quien dejando aquí entre nosotros su música como legado se prepara para partir por última vez.
¿A dónde? Segunda estrella a la derecha...rumbo hacia la gloria.
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