Nemedjäh

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jueves, julio 22, 2004

DANZAD, DANZAD, MALDITOS
 
Ufff, que de tiempo ¿verdad? Los examenes, las salidas vacacionales y la pereza veraniega (por no hablar de laaaaargas sesiones de Diablo 2) me han alejado de mi pequeño mundo bitacorero dejándome muchas cosas en el tintero que Crom sabe si acabaré por escribir aquí. En fin, que traigo una nueva y cuasi-estúpida historia como es de costumbre.

La semana pasada fui a Quesada, un pequeño pueblo de la sierra de Jaén que no es muy conocido, no, pero lo quiera o no y sea como fuere constituye parte de mi vida, o lo que es lo mismo, mi padre es de allí, tengo familia allí y voy todos los años esporádicas veces.
Es un pueblo encantador a la par que bonito y su gente intenta complacerte siempre peeeeeeero tiene un gran problema: es la mar de aburrido.
Para mí Quesada es sinónimo de días enteros apoltronado en el sillón viendo westerns veraniegos, teleseries que nunca veo y tengo la suerte o desgracia de ver en ese momento (allí me enganché a Los Flodder y odié con toditas mis entrañas a Ana y los siete) o bien leyendo pilas de libros y comics que me traigo de casa y que no he tenido tiempo de leer. Vamos, siempre buscando alternativas a esos tediosos días de mucho comer y climas extremos (¡qué sería de nosotros sin el aire acondicionado!).

Aún a pesar de todo, en este último viaje me divertí bastante gracias a la grata compañía que me proporcionaron la ex-novia de mi primo y varias amigas que con el tiempo he conocido pero que por varias razones, algunas más estúpidas que otras, no he quedado en otras ocasiones; el caso es que quedé con una numerosa patrulla de féminas simpatiquísimas (eso sí, que no piensen mal los morbosos porque un servidor respetó y respeta a su santa; aunque reconozco que ya me hubiera gustado estar con tanta damisela cuando no me comía un jurel) que me llevaron al sitio estrella de Quesada, el disco-pub (no diremos el nombre por temas de propaanda y tal, pero todos los que hayan estado lo conocen).

Lo terrible fue, ladies and gentlemen, que este escritor aficionado tuvo que bailar allí como los personajes de la película de Sydney Pollack cuyo título he robado para esta historia. Yo, que soy lo más alejado de Tony Manero a este lado del Atlántico, bailando allí al son de los éxitos más horteras y machacones de este verano (incluso de anteriores veranos, cosas del pueblo).

El problema es que no solo no me gusta bailar, sino que el hecho de ser pelín torpe, desgarbado y tener un 45 de pie no ayuda nada de nada, y eso que no era mal deportista pero es lo que hay. Allí estaba yo siguiendo el compás con la mirada perdida e intentando organizar mis extremidades de la manera más rítmica posible, y mira que era horrendas las canciones.
Una discoteca la conoce todo el mundo pero quien las detesta, como es mi caso, solo ve en ellas un bucle continuo de sintonías para el movil e hijos bastardos de la tradición veraniega (ya de por sí muy hortera) de Georgie Dann.
 
El momento más especial fue cuando pincharon una versión techno-dance-hardcore-máquina-chinchinpum-o-como-coño-sea de We will rock you de, como no, los dioses Queen (su canción más manoseada y prostituída) que sí, que era una mierda, pero al menos me sabía la letra y bueno, algo es algo.

Desde los sofisticados pliés hasta los cafres brincos de las discotecas hay un universo que me es totalmente ajeno a mí y, por supuesto en el último caso, opino como aquel que decía que el baile es la frustración vertical de un deseo horizontal pero es cierto que para eso se lo montaban mejor nuestros padres en los guateques, ¿o es que es lo mismo esos bailes agarrados al son del Dúo Dinámico donde se aprovechaba para meter mano que un tema chorra de King Africa en el que se salta como un bantú? Porque allí la única manera de pillar carne es cuando te acercas a la barra entre todos esos cuerpos sudorosos.

En fin lectores, podría seguir rayando con el tópico de hoy pero se me agota la parla barata y tengo prisa así que solo les recomiendo que si se sienten ridículos pues echen toda la carne al asador por si alguna se fija y, si son como yo, nunca, nunca, nunca piensen que a esa misma hora están tocando en otro lugar Deep Purple, Status Quo y Cheap Trick.
 
Todavía me estoy secando las lágrimas, se lo juro.

Snif, snif.

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