VÍSPERA DE EXAMEN II: SIGUE EL GRIS
Si señor, se mantiene el gris. Grises son los días, con sus mañanas, con sus tardes. Grises son las horas que pasan entre apuntes pasados a ordenador y los no precisamente pasados a ordenador (que son cutres de cojones) y grises son también los ratos libres que pasas con la gente que, también está aburrida y se prepara para volver a estudiar.
Y es que esta marcha fúnebre color de plomo es el preludio al otoño, que, con los versos de John Keats flotando en el aire, vemos como caerán las hojas y los ánimos en una espiral de rutina en la que todos caemos.
Afortunadamente, cuando llega la noche, que siempre es negra, para bien o para mal, es cuando uno escribe cosas como estas o encuentra el ánimo que ha perdido a lo largo del día. Es por eso que por las noches estoy imparable.
Yo soy un ser nocturno, no puedo evitar hacer una vida a partir de la hora bruja aunque después me arrepiento a la mañana siguiente. Por la noche estudio, me paso horas leyendo, veo películas ( a veces a escondidas) o, en última instancia, paso horas adicto a internet o al videojuego de turno (desde los más cutres roms del mame hasta el Diablo II).
Pero claro, en un mundo de tonos blancos, negros y grises uno se sobrepone como puede y aunque estos días estén impregnados de brumas de tedio, servidor se fue ayer al cine a ver la película de Garfield con la que pasé un buen rato y, por cierto, la recomiendo a pesar de las morcillas que mete por ahí Carlos Latre poniendo la voz del felino (me gustaría ver la original con la cavernosa y personal voz de Bill Murray) y eso no es nada, cuando termine el fatídico examen me esperan unas minivacaciones en las que hay que matar el gris imperante.
Ya queda poco, un esfuerzo más y tendré unos días menos grises de lo habitual (aunque ligeramente, pero es de agradecer).
Si señor, se mantiene el gris. Grises son los días, con sus mañanas, con sus tardes. Grises son las horas que pasan entre apuntes pasados a ordenador y los no precisamente pasados a ordenador (que son cutres de cojones) y grises son también los ratos libres que pasas con la gente que, también está aburrida y se prepara para volver a estudiar.
Y es que esta marcha fúnebre color de plomo es el preludio al otoño, que, con los versos de John Keats flotando en el aire, vemos como caerán las hojas y los ánimos en una espiral de rutina en la que todos caemos.
Afortunadamente, cuando llega la noche, que siempre es negra, para bien o para mal, es cuando uno escribe cosas como estas o encuentra el ánimo que ha perdido a lo largo del día. Es por eso que por las noches estoy imparable.
Yo soy un ser nocturno, no puedo evitar hacer una vida a partir de la hora bruja aunque después me arrepiento a la mañana siguiente. Por la noche estudio, me paso horas leyendo, veo películas ( a veces a escondidas) o, en última instancia, paso horas adicto a internet o al videojuego de turno (desde los más cutres roms del mame hasta el Diablo II).
Pero claro, en un mundo de tonos blancos, negros y grises uno se sobrepone como puede y aunque estos días estén impregnados de brumas de tedio, servidor se fue ayer al cine a ver la película de Garfield con la que pasé un buen rato y, por cierto, la recomiendo a pesar de las morcillas que mete por ahí Carlos Latre poniendo la voz del felino (me gustaría ver la original con la cavernosa y personal voz de Bill Murray) y eso no es nada, cuando termine el fatídico examen me esperan unas minivacaciones en las que hay que matar el gris imperante.
Ya queda poco, un esfuerzo más y tendré unos días menos grises de lo habitual (aunque ligeramente, pero es de agradecer).
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