COMICS DE MI VIDA: SPIDERMAN - LA ÚLTIMA CACERÍA DE KRAVEN
Gracias al segundo coleccionable del arácnido, que tantas víctimas se ha cobrado por los rumores sobres su publicación y tal, he podido descubrir una joya que nunca tuve ocasión de leer por culpa del abandono al que sometí a Peter Parker durante esos años. De hecho, los años posteriores vieron como se cumplian las más tristes expectativas (sigo pensando que Spiderman murió en los 90 y ahí sigue salvo por raras y honrosas excepciones).
El caso es que tenemos aquí una saga de seis números que se desarrolló en las 3 colecciones de Spiderman del momento: Amazing, Spectacular y Web of; y los creadores de tal engendro fueron Jean Marc de Matteis a los guiones y Mike Zeck dándole al grafito, canela en rama señores.
Zeck me demostró que era todo un monstruo con esa miniserie de Punisher a cargo de Steve Grant que realizó correctamente, amen de las Secret Wars que lo que es el dibujo, está más que bien. Por otro lado, Matteis deja de lado su humor y desparpajo (como veíamos en la Liga de la Justicia) para hacer un comic más adulto y de autor en términos prosaicos; y es que hay que tener en cuenta varios factores importantes, para empezar Peter Parker está recién casado y ya no es el chaval de gafas que Ditko creó, ahora a todo ese cúmulo de preocupaciones que nunca abandonan al bueno de Peter hay que añadir su miedo a dejar a una joven Mary Jane viuda, por otro lado, están los factores externos importantes, que son la publicación (por parte de la competencia) de los grandes monstruos Watchmen y Batman: Dark Knight Returns, que ya habían marcado un año cero en esto de los comics muy recientemente (por entonces).
Portada de Amazing Spiderman 294
Visto lo visto, esta serie no tenía el tono dicharachero de las aventuras de Spiderman más corrientes, hasta Peter llega a recriminarse lo inoportuno de sus chistes, más aún, hay una notable ausencia de diálogos en favor de más pensamientos en off para subrayar la psicología de los personajes.
Y por supuesto, tenemos a Kraven.
Kraven no dejaba de ser un villano ruso con toques de opereta y pulp, un cazador urbano que. según lo ibamos descubriendo en la colección, veíamos como su sentido del honor se convertía en motor de sus acciones y había llegado a ser uno de esos villanos que no pueden terminar sus días pudriéndose en la isla de Ryker, no, su fin tenía que llegar con espectáculo, la caída de telón, le grand finale, una muerte de las que se recuerdan como le corresponde a alguien de la talla del Duende Verde y el Dr. Octopus.
Pero además teníamos que ver todo aquello que nos íbamos a perder, lo que nunca veríamos ya: la esencia de Sergei Kravinov, el hombre y el cazador (y, por supuesto, la araña), escenas como la que se nos muestra al cazador entre una marabunta de arañas devorándolas y preparándose para la caza, una caza que era todo un arte y que completaba un círculo vicioso, o incluso triángulo, entre Spiderman-Kraven-Alimaña.
Todo ello aderezado con la bella narración gráfica de Mike Zeck, con las arañas y roedores como actores/narradores del drama y esa inclusión de William Blake para potenciar el sutil guión (como ya dije, Watchmen todavía estaba calentito).
Sin duda es uno de esos comics que se disfrutan y en mi caso, entran de cabeza en mi selección de momentos Marvel, sobre todo cuando fue un canto del cisne antes de la llegada de los 90 y, con ella, la llegada de, entre otros, la pesadilla de los clones, en más de un sentido.
El caso es que tenemos aquí una saga de seis números que se desarrolló en las 3 colecciones de Spiderman del momento: Amazing, Spectacular y Web of; y los creadores de tal engendro fueron Jean Marc de Matteis a los guiones y Mike Zeck dándole al grafito, canela en rama señores.
Zeck me demostró que era todo un monstruo con esa miniserie de Punisher a cargo de Steve Grant que realizó correctamente, amen de las Secret Wars que lo que es el dibujo, está más que bien. Por otro lado, Matteis deja de lado su humor y desparpajo (como veíamos en la Liga de la Justicia) para hacer un comic más adulto y de autor en términos prosaicos; y es que hay que tener en cuenta varios factores importantes, para empezar Peter Parker está recién casado y ya no es el chaval de gafas que Ditko creó, ahora a todo ese cúmulo de preocupaciones que nunca abandonan al bueno de Peter hay que añadir su miedo a dejar a una joven Mary Jane viuda, por otro lado, están los factores externos importantes, que son la publicación (por parte de la competencia) de los grandes monstruos Watchmen y Batman: Dark Knight Returns, que ya habían marcado un año cero en esto de los comics muy recientemente (por entonces).
Portada de Amazing Spiderman 294
Visto lo visto, esta serie no tenía el tono dicharachero de las aventuras de Spiderman más corrientes, hasta Peter llega a recriminarse lo inoportuno de sus chistes, más aún, hay una notable ausencia de diálogos en favor de más pensamientos en off para subrayar la psicología de los personajes.
Y por supuesto, tenemos a Kraven.
Kraven no dejaba de ser un villano ruso con toques de opereta y pulp, un cazador urbano que. según lo ibamos descubriendo en la colección, veíamos como su sentido del honor se convertía en motor de sus acciones y había llegado a ser uno de esos villanos que no pueden terminar sus días pudriéndose en la isla de Ryker, no, su fin tenía que llegar con espectáculo, la caída de telón, le grand finale, una muerte de las que se recuerdan como le corresponde a alguien de la talla del Duende Verde y el Dr. Octopus.
Pero además teníamos que ver todo aquello que nos íbamos a perder, lo que nunca veríamos ya: la esencia de Sergei Kravinov, el hombre y el cazador (y, por supuesto, la araña), escenas como la que se nos muestra al cazador entre una marabunta de arañas devorándolas y preparándose para la caza, una caza que era todo un arte y que completaba un círculo vicioso, o incluso triángulo, entre Spiderman-Kraven-Alimaña.
Todo ello aderezado con la bella narración gráfica de Mike Zeck, con las arañas y roedores como actores/narradores del drama y esa inclusión de William Blake para potenciar el sutil guión (como ya dije, Watchmen todavía estaba calentito).
Sin duda es uno de esos comics que se disfrutan y en mi caso, entran de cabeza en mi selección de momentos Marvel, sobre todo cuando fue un canto del cisne antes de la llegada de los 90 y, con ella, la llegada de, entre otros, la pesadilla de los clones, en más de un sentido.
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