CACHARROS HISTÓRICOS Y ENTRAÑABLES: BARCODE BATTLER
Hay veces en que los reyes vienen tarde, pero vienen; y vaya que si vienen. Cuando yo era un enano que devoraba la revista Superjuegos con la ilusión de tener algún día una Super Nintendo (al final tuve sólo una Master System, incluso dos) me gastaba mis 250 pesetas mensuales en esa revista donde, además de lo obvio, también adelantaban y revisaban todo tipo de parafernalia relacionada, más o menos cercana, al leit motiv de la revista.
Entonces, llegó el día que me llamó la atención un anuncio de un invento que se iba a promocionar aquí en la piel de toro directamente traído de la tierra del sol naciente: el Barcode Battler.
La gracia de este artefacto era que enfrentabas a guerreros y magos contra monstruos y además tenías que proporcionarles armas y equipo para ayudarte, todo a través de un curioso sistema: los códigos de barras. Pasabas las tarjetitas correspondientes por el lector de la consola y ya podías montar tus batallitas intergalácticas, tan fácil como pasar un libro por el sensor para saber su precio en las librerías.
Para rizar el rizo, tenías la opción de utilizar tus propios códigos de barras fácilmente disponibles en latas de champiñones, botes de champú, botellas de refresco y todo producto que tengas a mano pudiendo convertirlos en poderosos guerreros o armas.
Y así, ayer mismo llegó a mis manos gracias a mi amigo Rafa, que en su casa tiene de todo y mogollón de trastos que el colega ni quiere, así pues, tras haber recordado una conversación en torno al protagonista de este post, ni corto ni perezoso, va el tío y me regala su propio Barcode Battler semi nuevecito, vaya.
A pesar de que afirmaba con convicción que el cacharro no vale ni el poliexpán que lo envuelve, yo sólo pensaba en esos 2 años consecutivos en que se lo pedí a los reyes sin fruto alguno (aunque nunca me he quejado de mis reyes magos) y para mí era eso, un regalo.
A la vuelta, ya en casa, con paciencia e intuición pude desentrañar varios de los misterios del funcionamiento del BB porque internet ayudaba bastante poco (una web en francés y otra en alemán fueron mi principal ayuda, imaginense) y lo único que encontraba eran críticas más que negativas y, admitámoslo, bastante razón tienen puesto que esta consola fue un fracaso de ventas a pesar de su campaña publicitaria y los usuarios lo veían como una chorrada, por no hablar de la historia de las galaxias de los productos lácteos y de los cereales luchando contra los malos en la nebulosa de nosequé y blablabla, para llorar, vamos.
Pero bueno camaradas, no me preguntéis cómo pero de alguna manera extraña, este jueguecito engancha lo suyo, a saber si será su simpleza o la mía (bien que me impresiono con estos inventos) pero no es tiempo de quejas sino de todo lo contrario, pues han venido los reyes, en un día que no es el suyo y con 10 años de retraso...pero han venido.
Entonces, llegó el día que me llamó la atención un anuncio de un invento que se iba a promocionar aquí en la piel de toro directamente traído de la tierra del sol naciente: el Barcode Battler.
La gracia de este artefacto era que enfrentabas a guerreros y magos contra monstruos y además tenías que proporcionarles armas y equipo para ayudarte, todo a través de un curioso sistema: los códigos de barras. Pasabas las tarjetitas correspondientes por el lector de la consola y ya podías montar tus batallitas intergalácticas, tan fácil como pasar un libro por el sensor para saber su precio en las librerías.
Para rizar el rizo, tenías la opción de utilizar tus propios códigos de barras fácilmente disponibles en latas de champiñones, botes de champú, botellas de refresco y todo producto que tengas a mano pudiendo convertirlos en poderosos guerreros o armas.
Y así, ayer mismo llegó a mis manos gracias a mi amigo Rafa, que en su casa tiene de todo y mogollón de trastos que el colega ni quiere, así pues, tras haber recordado una conversación en torno al protagonista de este post, ni corto ni perezoso, va el tío y me regala su propio Barcode Battler semi nuevecito, vaya.
A pesar de que afirmaba con convicción que el cacharro no vale ni el poliexpán que lo envuelve, yo sólo pensaba en esos 2 años consecutivos en que se lo pedí a los reyes sin fruto alguno (aunque nunca me he quejado de mis reyes magos) y para mí era eso, un regalo.
A la vuelta, ya en casa, con paciencia e intuición pude desentrañar varios de los misterios del funcionamiento del BB porque internet ayudaba bastante poco (una web en francés y otra en alemán fueron mi principal ayuda, imaginense) y lo único que encontraba eran críticas más que negativas y, admitámoslo, bastante razón tienen puesto que esta consola fue un fracaso de ventas a pesar de su campaña publicitaria y los usuarios lo veían como una chorrada, por no hablar de la historia de las galaxias de los productos lácteos y de los cereales luchando contra los malos en la nebulosa de nosequé y blablabla, para llorar, vamos.
Pero bueno camaradas, no me preguntéis cómo pero de alguna manera extraña, este jueguecito engancha lo suyo, a saber si será su simpleza o la mía (bien que me impresiono con estos inventos) pero no es tiempo de quejas sino de todo lo contrario, pues han venido los reyes, en un día que no es el suyo y con 10 años de retraso...pero han venido.
3 comentarios:
A las 10:33 a. m. , David ha dicho...
Hola! Soy ajierro, de www.yatedigo.tk . Vi tu comentario. Tu página no está nada mal :)
Bueno, pues un saludo!
A las 6:33 p. m. , LVH ha dicho...
Pues muchas gracias colega.
Un saludo y ya nos postearemos.
A las 6:44 p. m. , LVH ha dicho...
Pues muchas gracias colega.
Un saludo y ya nos postearemos.
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