Y SI NO, NOS ENFADAMOS ( nananaananaana dune buggy...)

Este humilde blog se engalana para hablar por primera vez de dos monstruos del cine, siempre injustamente tratados por la crítica seria pero héroes para todos los que crecimos con sus películas, ladies and gentlemen: Bud Spencer y Terence Hill.

Aprovecho antes que nada para reivindicar el oscar, antes de que se desprestigie más aún, para el siempre genial Bud Spencer, el puto amo. Sólo él es capaz de haber ganado medallas olímpicas en natación y waterpolo (en su identidad de Carlo Pedersoli) hasta figurar de guardia en Ben Hur, por no hablar de otros diamantes en bruto como Quien tiene un amigo tiene un tesoro (junto a Terence Hill también) o Banana Joe (en solitario). Te queremos Bud.

Bud Spencer además creó su original y personal estilo de lucha basado en dos simples variedades: la bofetada lateral a mano abierta y el puño de martillo rompecráneos. Dos movimientos para la perfecta sinfonía de destrucción. Por supuesto, es violencia de la buena, no hay sangre y te ríes que da gusto, pues los combos de Bud son brutales, máxime cuando funciona en plan team up con Terence Hill, más reflexivo y capaz de aprovechar el mobiliario disponible como arma. Y sin haber mencionado que el colega Bud es licenciado en derecho y sabe seis idiomas, Bud es dios.

Y si no, nos enfadamos es una de las primeras películas no ambientadas en el oeste de este duo y que desde aquí quien escribe os recomienda junto al resto de su filmografía.
Justo al empezar ya tenemos el tema principal de la banda sonora, esa entrañable canción llamada Dune buggy; mucha atención a esta cancioncilla tan simpática pues cada vez que empieza a sonar es que va a haber reparto de ostias, para deleite de los carcajeantes espectadores.
Interrumpo otra vez para apuntar un recuerdo nostálgico: en el colegio al que iba de pequeño, el director nos ponía el tema de Dune buggy para ir al recreo todos los días, nunca le pregunté a aquel simpático señor si era tan fanático de Bud & Terence como me imaginaba, una pena, pues, la de charlas que habríamos tenido...eso sí, no deja de ser una frikada, ríete tú del profesor aquel del examen jedi.

A lo que íbamos, el argumento es absurdo pero simple: Ben (Bud) y Kid (Terence) quedan empatados en una carrera cuyo premio es un buggy rojo de capota amarilla. Como no pueden compartirlo deciden jugárselo a cerveza y salchicha, o sea, quien engulle más, se queda el buggy. Desgraciadamente, un grupo de mafiosos casposos que quieren entran en el paruqe de atracciones donde se encuentran ellos compitiendo y engullendo y no sólo lo destruyen todo sino que el buggy termina en llamas. Así pues, Kid y Ben estarán obligados a entenderse y ser amigos para que los mafiosos (comandados por un padrino devorador de spaghettis y su mano derecha, un émulo de Javier Capitán de voz nerviosa y bebedor de leche) les reembolsen el cochecito, con descacharrantes situaciones que incluirán ostias como panes.
Memorables son, además de las numerosas y cachondas peleas, momentos como el duelo de motos en plan justa medieval (con una música al estilo de Ennio Morricone genial) y el ensayo del coro, con el no menos memorable tema de bom bom bom bom....

Hay que mencionar que es una coproducción italo-española, por lo que no es de extrañar que muchos de los actores nos suenen de clásicos casposos como Pepito Piscinas y demás; de hecho, como estrellas invitadas aparecen Luis Barbero, nuestro querido señor Matías (!!), en el papel de Jeremías, el del taller; y Emilio Laguna como director del coro. Una pena que este hombre, con lo simpáticos que eran sus personajes lo hayan puteado desde aquel lamentable No te rías que es peor hasta el no menos patético La sopa boba, no se carguen a un personaje como Emilio, por favor.

Resumiendo, clásico de la filmografía de este par simpar y que cuenta con todos los elementos que les hicieron famosos: diálogos chorras, situaciones absurdas, secundarios casposos y ostias y descojone por doquier. No se la pierdan.