Nemedjäh

Sentiros bienvenidos en este blog de comics, rol, literatura, música, cine y otras hierbas...

lunes, mayo 15, 2006

FUCKIN´FINAL FIGHT - I: LOS HÉROES (CODY ES MARIQUITA)

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Entre los innumerables cds que me llevé a Irlanda quiso el destino que apareciera de incógnito aquel en el que tengo el grandioso MAME con miles de roms y como el clima en Irlanda no es una maravilla que digamos pues dediqué bastantes horas de mi tiempo libre a quemar esos juegos tan nostálgicos, tanto que tengo material para bastantes chorriartículos como el presente.
El Final Fight es, no hace falta que lo diga, uno de los juegos más míticos de la Capcom y me juego el dedo de hacer tappings que todos hemos jugado alguna vez en nuestra vida. Precisamente esta idea fue la que me dio pie a escribir esto, pues para mi vergüenza yo era penosamente malo jugando a dicho pegahostias (me gusta más que beat'em up, arcade y demás jerga eufemística al uso) y al jugar al Final Fight ya más mayorcito y supuestamente más hábil descubrí que en eso no hemos progresado, que mis juegos preferidos siguen siendo las aventuras gráficas de Lucas Arts, en los que no mueres nunca (pero pierdes más cordura que si vieras a Cthulhu, Nyarlathotep y Shub-Niggurath haciendo macramé), que vaya putada de juego que solo te dan 1 vida y que cómo jode que siempre hay un listo que te dice que se ha pasado el juego miles de veces y que cargarse a Sodom es lo más fácil del mundo (miedo me da ver los comentarios de este post si los hay). Lo de la única vida tiene remedio gracias a que el MAME te permite subir el número de vidas, lo cual es triste como toda trampa que se hace uno a sí mismo, y por supuesto el quemar la tecla 5 y continuar ad infinitum (que ya roza el patetismo), pues nada, carcajéense de este narrador cuya único rol en el juego es el de recibir hostias como panes y acabar soplándole al cartucho de dinamita miles de veces, menos mal que en las aventuras gráficas uno no se juega el orgullo de esta manera.

Como jugué muchísimas veces y aún a pesar de todo hablar del microcosmos del Final Fight daría para mucho, esta es la primera vez que hago un artículo en dos partes, dejándome a los villanos y demás personajes tocapelotas para la siguiente entrega (y eso que nada más que hablando de Andore ya da para varios artículos!) así que hoy hablaremos de los protagonistas, los héroes de Metro City (ciudad que por cierto cuenta con Estatua de la Libertad y Torres Gemelas), nuestros queridos y adorados Guy, Cody y Haggar.

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Mike Haggar es el alcalde de Metro City, con hija petarda y llorona incluida que es secuestrada y a la que habrá que liberar abriendo un camino de tollinas. Los votantes de Haggar sufrirían al ver como su alcalde es hostiado sin piedad cuando lo controlo, y eso que su papel es ser el fuerte de los tres. La verdad es que a mí siempre me ha recordado a Sánchez Jara, aquel que jugaba en el barça, pero en plan superhormonado, con ese mostacho tan de alcalde pepero. Ojo, que como alcalde tiene que molar lo suyo pues en sus ratos libres es luchador de lucha libre (lo pueden ver ustedes en otra joya de Capcom llamada Saturday Night Slammasters), al parecer está inspirado en un personaje real, Jesse Ventura, también wrestler y en este caso fue gobernador de Minnessotta; vamos, está claro que si se presentara mi admirado Último Guerrero a la alcaldía de Cádiz servidor se responsabiliza de la campaña y encima consigo que todos en casa le votemos, lo cachondo que tiene que ser tener un alcalde wrestler y a ver quien se atreve a secuestrar a sus retoños. La mala ostia que despacha Haggar, visible en su malhumorado rostro, posiblemente se deba a los golondrinos sobaqueros que le impiden pegar los brazos al cuerpo durante todo el juego.

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Cody es, simplemente, un moñas. Pocos personajes de videojuego me caen tan mal como este gañán. Imagino que como es el personaje equilibrado y por tanto no lo elegiría no Dios pues hay que hacerlo atractivo a base de crear a un guaperas mariquita de gimnasio (porque en teoría va al gimnasio, para hacer musculitos supongo yo, pues va en vaqueros) que además es el novio de la secuestrada. No es de extrañar que al final del juego se lleve un par de hostias (merecidísimas) por parte de su despechado compañero Guy, pues por si no es suficientemente moñas el Cody este encima le dice a la parienta que lo suyo no es el amor sino ir a salvar Metro City y que por eso huye de la señorita Haggar. Puaj. Eres patético, Cody.

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Y por último y no menos importante tenemos al buenazo de Guy, personaje que me cae más simpático tal vez porque es el eterno perdedor del Final Fight, coño! como yo!!, así que permite ese vínculo de jugador/personaje que los listillos campeones de este juego tendrán con Haggar y dirán que es un fiera el tío. Guy tiene el problema de ser el rápido, o sea, el que arrea las josconcias más flojas; terrible handicap para un personaje destinado a sufrir pues es el único altruista del juego ya que al final, después de haber recibido collejas de todo el plantel de villanos de Mad Gear y salvar a Jessica, esta ni le escupe siquiera dejando a Guy marcharse solo no sin antes poderle arrear el par de ostias antes mencionado a Cody, lo cual no es tampoco un consuelo menor. Está claro que Jessica no te merece Guy, la hija del alcalde está hecha para moñas como Cody que probablemente aspire a trabajar de funcionario en el ayuntamiento de Metro City a las órdenes del suegro.

Y con estos tres personajes cerramos el puesto para hablar otro día de no menos carismáticos y peculiares personajes, y no me refiero a Carlos y Maki, del Final Fight II, que dan pena sino de los malosos así que cuidense y tengan cuidado cuando se acerca un Andore por cada lado...

miércoles, mayo 10, 2006

TORO SALVAJE

Jake LaMotta

De un tiempo a esta parte y sobre todo tras mi año en Irlanda (se me olvidaba, ya estoy aquí, jejeje) mi colección de dvds ha crecido notablemente (benditas ofertas del HMV) y así ayer me pegué un festín yo solo con una de esas obras maestras sin las cuales no puedo entender el cine como tal, sí, Toro Salvaje (Raging Bull, 1980). Si sois habituales de este blog tal vez resulte raro un artículo sobre una joya de película a pesar de no tener ni un mísero zombie, estrellas de rock convertidas en zombies, actores turcos y/o Bruce Campbell pero, bromas aparte, Scorsese ha rodado varias de las que considero películas con enormes mayúsculas y las que nos ocupa es una de ellas, por supuesto.
Scorsese no pasaba por buenos momentos, aún recuperándose de una fuerte adicción a la cocaína, pero decidió embarcarse en un proyecto ambicioso siguiendo fórmulas que ya le habían dado resultados en los 70: esta vez el retrato americano es más sutil pero mantiene a Robert de Niro para interpretar al antihéroe perdedor al que Scorsese nos tiene acostumbrados. Inspirado en la propia autobiografía de Jake LaMotta, el Toro del Bronx, el viejo Marty se saca de la manga una película "de boxeo" si es que realmente se la puede calificar como tal, pues las escenas de combates no sobrepasan los 10 minutos de metraje, aún así si me hablan de películas de boxeadores o con boxeadores, que no es lo mismo, yo siempre pensaré primero en Jake LaMotta.
Por supuesto, por mucho que se pueda elogiar la dirección, el guión, etc. es Robert de Niro quien se adueña de la película entera pues su interpretación puede estar perfectamente un escalón más arriba de la perfección suya de costumbre. Desde que lo vemos calentando en el ring al inicio del filme al son de la Cavalleria Rusticana (vaya maravilla de banda sonora que tiene esta película) y acto seguido se presenta como la ruina de lo que fue y que sabemos que será conforme vemos la película, gordo, acabado y mirando al espejo mientras se dirige al público fantasma: "Den un escenario a este toro donde pueda demostrar su bravura, pues aunque lo mío es pelear, más me gustaría saber recitar. Esto es espectáculo." nos permite darnos cuenta como un personaje al que queremos admirar no podemos evitar sino sentir pena por él, y eso es algo que el propio personaje sabe. Se refleja en las miradas de De Niro, expresivas al máximo, como en ese combate final contra Sugar Ray Robinson: "¡No pudiste conmigo, Ray!¡ No me has tumbado!"...me parece sencillamente acojonante. Y eso sin mencionar una de sus escenas más míticas, con el Jake LaMotta comediante recordando el no menos mítico diálogo de Marlon Brando y Rod Steiger en La Ley del Silencio, con la que el espectador establece relaciones inevitablemente. De Niro es el puto amo, sin duda.
Claro que el resto del reparto no está nada mal, aunque sean bastante discretos y siempre eclipsados por Robert, por supuesto hay que destacar a ese gran secundario que es Joe Pesci, cuya interpretación es más que correcta, una pena que se infravalore tanto a este hombre y se prodigue tan poco, por lo pronto estaría por encima de unos discretos Cathy Moriarty (como Vicky LaMotta) y un Frank Vincent que parece destinado a tener que ostiarse con Joe Pesci en todas sus colaboraciones, no se si este detall será tan deliberado como para considerarlo marca de la casa Scorsese pero me resulta curioso.
Respecto a la dirección, parece que Scorsese guarda los mayores momentos de brillantez para las escenas de boxeo (sin que ello desmerezca al resto del metraje, que es soberbio), coreografiando los combates a la perfección al tiempo que refleja toda la sangre, sudor y también lágrimas de la carrera pugilística de LaMotta, junto con el ring, que conforme vemos el declive de Jake se presenta cada vez más grande, empequeñeciendo al campeón venido a menos.
Si no la habéis visto, apuntaos este artículo más como una recomendación que como crítica porque es una genialidad tremenda. Como anécdota señalar que aunque fue favorita en los oscars de los 80 fue Robert De Niro quien se quedó con la estatuilla y que es muy fácil de conseguir por aquí. Que la disfrutéis.

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